Cuando se produce un siniestro, se pone en marcha un sistema que disponen las compañías de seguros con el objetivo “de pagar las indemnizaciones” a las que deba hacer frente y están recogidas en la póliza de seguros, tanto al propio asegurado y su vehículo como a terceras personas perjudicadas.
Pongamos un caso práctico, en el cual, a un conductor no le da tiempo a frenar en un semáforo, y golpea al coche que hay delante.
En TEORÍA (porque la práctica suele ser distinta en muchas ocasiones), el procedimiento debería ser el siguiente:
- 1º: los dos conductores deberán rellenar un parte amistoso, con los datos de los vehículos, los seguros, los conductores…
- 2º: cada conductor deberá entregar el parte a su compañía de seguros.
- 3º: cada vehículo deberá ir a un taller, para que un perito pueda tasar los daños.
- 4º: la compañía del conductor perjudicado, es decir, quién no ha sido responsable del golpe, se pondrá en contacto con la ”responsable” para exigirle al pago de la reparación.
- 5º: la compañía responsable irá a peritar los daños del vehículo, y deberá aceptar la reparación.
- 6º: se da la orden de reparación, y se arreglan los vehículos.
Ahora bien, de todo lo resumido, se pueden producir retrasos, como por ejemplo:
¿Qué ocurre si no se rellena el parte amistoso?
Ejemplo: las partes implicadas acuerdan simplemente intercambiarse los datos, sin rellenar parte, ni atestado. Luego cada uno comunica a su compañía el siniestro, (o no), y cuenta la versión del accidente que más le conviene. Repetimos…que más le conviene.
Consecuencia: Problemas, retrasos.
¿Qué ocurre si alguna de las partes no entrega el parte amistoso a su aseguradora?
Ejemplo: algún conductor no entrega el parte amistoso, y niega cualquier accidente.
Consecuencia: Problemas, retrasos.
¿Y si una de las compañías no acepta la culpabilidad?
Ejemplo: el parte no se ha rellenado bien, y hay discrepancias de que pueda ser o no culpable uno u otro conductor.
Consecuencia: Problemas, retrasos.
¿ Y si una de las compañías no quiere pagar?
Ejemplo: Pongamos que una compañía tiene por uso y costumbre no pagar, por lo menos inicialmente o hasta que una resolución judicial le condene.
Consecuencia: Problemas, retrasos.
¿Qué ocurre si una la compañía acepta la culpabilidad, pero no la factura de reparación?
Ejemplo: supongamos que hay daños en el siniestro que no son de dicho siniestro, sino de otros anteriores (por ejemplo, golpes de aparcamiento).
Consecuencia: Problemas, retrasos.
Y así podríamos continuar con la cantidad de problemas que pueden surgir en la tramitación de un siniestro.
La consecuencia directa, es que el asegurado sale perjudicado, porque su vehículo no puede tenerlo, a menos que pague de su bolsillo la reparación, y espere a que con el paso del tiempo, se solucionen los problemas con los seguros.